Descrição
Desde el renacimiento del fútbol femenil en México transcurrieron aproximadamente dos décadas para lograr el suficiente grado de institucionalización que llevara a la primera liga femenil profesional. El camino hacia la profesionalización ha estado lleno de ejemplos de inclusiones y exclusiones vis-à-vis el fútbol varonil. El objetivo central de este artículo es aplicar al estudio del proceso de crecimiento e institucionalización del fútbol femenil en México las nociones de policía y política presentes en Jacques Rancière. Especial énfasis merecen dos figuras icónicas –Maribel Domínguez como jugadora y Virginia Tovar como árbitro- que en el 2004 desafiaron el status quo prevaleciente dentro del ‘juego del hombre’. Se argumenta que la política, como cuenta de los que no toman parte tiene la posibilidad real de cuestionar el orden policial presente en el fútbol mexicano, siempre y cuando logre alterar el sensemaking de los actores dentro de la cancha, de los directivos, de los equipos y desde luego del público. Para evaluar los avances que pueden lograr alterar el sentido común, se propone un análisis de los logros en dos dimensiones: 1) actores a nivel de cancha y 2) los espacios de juego.